viernes, 3 de octubre de 2008

MI IDENTIDAD TRITURADA POR UN LAVARROPAS

Busqué el documento durante horas. Revolví cajones, abrí mochilas. Le saqué los libros de Mariana, los míos, sus bolsos, los míos. Nada. Por ningún lado. Ni rastros. Seguro que lo dejé en el Hostel, pensé. Pero no. Fabián me dice que no por el chat, que ni siquiera está por error entre los libros que llevó. Entro en estado de desespearción. Cómo vuelvo. ¿Me pueden decir? No sé. La verdad que no sé. Sube la adrenalina. Me imagino en la misma situación que con el cartao de embarque, con la negra diciéndome que no tengo nada que acredite que yo soy yo y Lula con las esposas en las muñecas y después el calaboso o quién sabe; una cámara de torturas y papelitos y los de las embajadas. Entro en desesperación. ¿Hago la denuncia? Y dónde y dónde pido otro documento. En Botafogo vi la Emabajada Argentina. Me voy hasta ahí. ¿Me voy hasta ahí? Le pregunto a Fabián. Y no, tengo el seguro de viajes. Está pago, si algo pasa, que lo llame, me dicen Laura y Sandra. Y llamo. La mujer computadora primero. La otra, humana, después. Que con el pasaporte está todo bien. Puedo salir con el pasaporte. ¿Y si me piden el DNI? Le dice que lo extravió o que se le rompió. No se haga drama. O eso creo entender. Me sube la adrenalina y el DNI que no aparece. Sabía que esto iba a pasar. Necesitaba reafirmar que ya no era el mismo, concretarlo en acto. La puta madre. Y me voy al lavadero. No puede ser. Miro otra vez arriba de la mesada de la pileta. No puede ser. Es. Las tapas solas de lo que era un DNI, traslúcidas. Y toda mi ropa con las ruinas adheridas del papel. Migajas. Y en el bolsillo del pantalón un bodoque de cartón. Lo saco. Mi foto suelta, torcida. Lo pongo al lado del pasaporte. Miro las dos fotos. No soy ni uno, ni el otro. No soy nada. O soy eso que no son esas fotos. Ni siquiera tengo algo que acredite que tengo el nombre que creo todavía tener. Río me dejó en ruinas; pero no hay ninguna ropa a la que adherirme. Menos aún a mi tía que, según mi mamá, otra vez tuvo problemas cardíacos. Se agitó, la inyectaron. El corazón, de tan bueno, no le da más. No sé si cuando vuelva, aunque sea, la voy a tener a ella, ni tampoco, si todavía sigue allá, si me va a reconocer. No quiero que Rio me cueste otro cadáver. Me tengo asco.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

señor molina, es increible que a su documento lo halla devorado un injenuo lavarropas, era automatico?? sufrio muchos aguados?? jeje muy bueno pero ahora me pregunto?? salis de brasil o te quedas a vivir??? pero no especificamente en un apartamento...

Anónimo dijo...

informnacion de ultimo momento acaban de encarselar al señor cristian molina en el aeropuerto de brasil por lavar su documento, el mismo era de contextura blanca por la que no se reconocio el identiqui de este escritor leonense arias el indocumentado................... viva los lavarropas