viernes, 24 de octubre de 2008

GABEIRA vs. EL PT

Gabeira se pone con pose de Lord, frente a Paz, el amigo de Lula. O sea, contra todo el PT. Gabeira con su sunga rosa en Ipanema, se enfrenta al oficialismo y en sunga rosa pela praia. Como para la obviedad de la sigla: en contra del PT, aunque con esa sunga, parece que a favor. La red O Globo, dueña de Rio y del Brasil, juntó a los candidatos a prefeitos que van a ballotage este domingo. Obvio que el enfrentamiento de Sao Paulo no se televisa en Rio y el de Rio, menos en Sao Paulo. En cada localidad, O Globo montó un estudio diferente, pero idéntico, con el mismo esquema de programa. Interesante cómo está estructurado el debate. En uno de los bloques, el conductor saca un tema de una urna. Entonces, el candidato correspondiente le hace una pregunta, fulminante, a su adversario. El otro responde. Siempre rápido. Comienza por cualquiera, hasta que encuentra qué decir y responde. Y después al revés. Los temas: las favelas, la salud, la proyección económica, los impuestos (que son elevadísimos para el sector comercial -señores del campo-). Resaltan dos preguntas: una sobre el dengue: parece que desde la Prefeitura ocultan las epidemias que se producen en las favelas y por la cual se mueren miles de personas. Obvio: es una forma de que sean menos los problemas. La otra, sobre cómo modificaron o qué modificarían de sus plataformas por la crisis financiera. Y ya de ahí no se vuelve. A cada rato, el fantasma de la crisis regresa en los discursos, los exaspera, los entristece, les modifica los tonos. Su sola mención, cambia la entonación y el sentido de la frase. Ahora bien, ante semejante pregunta, los dos dicen que nada, que las prioridades son salud y educación y eso es inmodificable. No se matan en las preguntas ni en las respuestas. Todo lo contrario, falta que se besen. Me encantaría verla a la profética Carrió, al empresario Macri y a la Santa del Estado Cristinita en la tele. Creo que en vez de besos, se revolcarían a gritos y todos los argentinos nos reiríamos tanto, pero tanto, que por primera vez en mucho tiempo, los políticos nos harían felices.

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