Hoy es el día. El Niño Campeche sale a la rua Bambina. A la 13 delegacia policial. Sí. En unos minutos más, lo veremos extender su brazo y su dedo y parará el onibus y se subirá a él. Todos los miedos en el asiento de al lado. ¿Y si no lo reconocen? ¿Y si ya nadie puede acreditar que ese de la foto es ese que está ahí, de frente, parado frente al mostrador del policía y deciden meterlo en una piecita con malandros de una cárcel brasilera? Húmeda pieza y descascarada, por cierto, con todos los olores concentrados. Y se acurrucará, hasta que alguien lo recuerde y pueda dar crédito de que ese de la foto del pasaporte y el que está ahí, tembando del pánico, son la misma persona. No sabe si va a volver; pero de todas forma, ya mismo, apagará la máquina y extenderá su pulgar para que el onibus lo lleve al riesgo.
Saber
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Nunca pensé
que pudiera ser yo
la que quisiera irse.
La sabana tirante,
la pared azul,
seis escalones
ridículos
hasta el baño.
Hace 3 años
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