sábado, 15 de noviembre de 2008

Segunda llegada: LEONES

Salimos a las diez de la mañana. El Niño Campeche metido en su rutina y apenas ha llegado. Fue a presentar la clase de postítulo con La pequeña alondra Rolle. Y Fabián lo pasa a buscar y suben al auto y, después, van de su hermana, Lorena, y la meten adentro y salen. Cruzan Pellegrini y, ahí, miren, el campo. Su campo. Los corrales derruidos que cortan, al costado, la continuidad entre la autopista y las siembras. Sol y un calor que se precipita en los espejitos. No entiendo dónde estoy, ni si es posible que haya pasado el tiempo, que Rio sea, desde ahora en más, un recuerdo y haya dejado de ser real. Y piensa, monótonamente, durante dos horas lo mismo, hasta que allá, adelante, turbio, Leones se levanta sobre la llanura y feliz y decepcionado, se dice que sí, que todo termina, como dice la canción.

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