Espero, mientras los aviones pasan y aceleran y suben y bajan allá afuera. Pasé todos los controles. Mi droga de libros y fotocopias. Y mis dedos que escriben y escriben sin pausa. Pienso en Sandra: no le voy a complicar a existencia con la tarjeta de embarque. Pienso en Mariana: me debe estar puteando, mientras lee esto, por lo mal que estuve con eso durante días. Pienso en Fabián: si sos pelotudo. Pienso en mi mama: Ay, nene. Pienso en Laura: Hijito, que taradito. Pienso en vos: y que te cagás de risa. Y me llaman para que suba y vuele sobre las montañas. El Niño Campeche, ahora aburguesado, está triste y feliz. Con su mochilita de paja en los hombros, mientras curza una manga que lo deja en la puerta al costado de un ala.
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Habíamos cogido toda la tarde.
Por eso hay una foto de la luna.
Por eso el pelo está demasiado para atrás,
casi sin forma.
Habíamos cogido toda la tarde...
Hace 5 semanas
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