viernes, 12 de septiembre de 2008

A FABIÁN NO LE GUSTA EL HOSTEL

Sabía que no le iba a gustar. Mientras yo trabajo, él se viene de vacaciones. Y sabía que el hostel no le iba a gustar. Pero si hubiera visto los otros...
Paredes descascaradas, sin baño, dos camitas con acolchados rotos y todo por cien reales. Y acá el sueldo en branco, decía la tele, es de 900 reales y el sueldo en preto, de 550. De más está decir que la mayoría cobra en preto. ¿Cómo hacen para vivir con esto? ¿O para pagar un alquiler de 1800 reales, o de un hostel-pocilga que cuesta cien reales por día? Es la gran pregunta. La respuesta es obvia: viven. Y lo hacen en una ciudad como Angosta, la del libro de Fasciolince. Sí, los que cobran eso, viven en la favela. Trabajan ocho horas al día, todos los días para vivir en el peligro y en el dolor. Porque la ciudad segura y linda, sólo admite sueldos mayores y ese peaje hay que pagarlo. ¿Para qué trabajar así y cómo no ser narcos o dedicarse a robar, entonces? Nos preguntamos con Mariana. Brasil no se parece tanto a ese mundo perfecto que por estos días pintan los diarios argentinos. Claro, eso sí, los que acceden al peaje están bien. Yo estoy bien. Usted que me lee está bien. ¿Pero a costa de qué? Un poquito de frivolidad y cinismo: mañana me voy a la playa. Comeré salgados y sacaré fotos. Qué lindo!!

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