viernes, 19 de septiembre de 2008

Festejos del cumpleaños

Silvia nos busca con su batimóvil negro por la PUC. Después vamos a Ipanema a encontrar a Fabián que se fue a la praia y ahora, ya volvimos acá, a la Lagoa de Gavea. Comemos como cerdos unos panes árabes y unas cremitas de amargos, salados, quesos, etc. Y cerveja. Mucha, de verdad. La clase de Marilia fue otima. Nos comprimió y nos hizo comprensible a Benjamin en dos horas. La alegoría, esto que nos pasa, descompuesto, la Vida como alegoría, la mía o la tuya, o la de todos, un fragmento de algo más allá de todo (¿la historia del universo, tal vez?), se volvió real. Este cumpleaños es cerveja al costado de la Lagoa y comida y no paramos de hablar y es también parte de una alegoría mayor, irrefrenable, que pasa y no se detiene. Fabián tiene frío porque está como un pollo mojado. Es que se levanta un viento congelado. Pero ahora, en el auto, decidimos que la noche, exactamente después de bañarnos, la noche será LAPA.

Mariana nos busca por el Hostel tipo once de la noche. Silvia no puede venir. Pero nos atrevemos igual. Subimos a un onibus que dice Lapa y a mil quilómetros por hora cruzamos la costa. El reloj, próximo a Cinelandia, es la referencia que busca Fabián para bajarse. Va tan rápido este onibus que da vértigo y miedo de terminar revoleados en cualquier lado, menos en Lapa. Yo prefiero encontrar los arcos, LOS ARCOS DE LAPA -por donde pasa el bondinho, arriba, hasta Santa Teresa-; esa referencia no falla y, además, seguro que nos deja en Lapa. Y allá están, enormes y gigantes arcos amarillos que cruzan y cortan la calle -son tan altos que pienso que los que viajan colgados del bondinho están locos-, y lo que está con ellos es lo increíble. Cuerpos, que se mueven, se aglutinan, ahí, en la calle, debajo del escenario arquitectónico de los arcos, a plenas músicas, mezcladas músicas de sambas, de disco, lentas. Música y carritos de tragos y comidas diseminados como islas en el mar de cuerpos, sin distancia, en pleno roce y choque y movimiento. Cuerpos que bailan, comen, hablan, se ríen. Bajamos. Nao posso acreditar esto. Ni dejar de repetir esa frase. Paso entre los cuerpos en una suerte de éxtasis siniestro. Una fuerza me impulsa.Muevo los ojos, los hombros, las caderas, los pies. Bailo y camino y me siento levitar en un mar de cuerpos, mezclados. Negros, rubios, trigueños, conchetos, pobres, favelas, centro de la ciudad y periferias. Es un gran carnaval de cuerpos. Y venden camarones y caipi frutas y unas salchichas alemanas enormes que me dan hambre y decidimos comprar. Una para cada uno. Cada uno con su salchichón -chistes obvios-, agarraditos al palito de madera caliente, en posición erguida y a la lengua. Sabor intenso. Y la foto que no puede ser porque no trajimos máquina y ahora la cerveja Antárctica; la mejor cerveja del mundo, sí, mejor que la Argentina; está acá, en Río. O mais grande do mundo. Es fría y suave y sacia la sed de alcohol de la sangre consanguínea. Y las calles que se pierden, sin pausa. Esto es el Rio real, el que deja de lado la sensación de domo cerrado y posibilita la mezcla y el contacto. Sólo la noche, la música, la comida y la bebida consiguen esto: que el Rio real muestre sus contrastes mezclados, en pastiche. Que los domos se rompan y que se filtren en ellos todos los peligros y las seguridades, todos los sexos y sexualidades, todas las clases sociales y los colores de piel. Éste es el Rio real y la verdadera forma de sentirlo. Las callecitas seguras y peligrosas, así, al mismo tiempo, todo el tiempo. Los sabores de camarones fritos y las caipifrutas que probamos y son riquísimas y los tambores y la gente en los balcones con sus copitas en las manos. Rio es Lapa, su noche, y siento que, con los domos rotos y la mezcla en mis narices, por primera vez en Rio, soy feliz. No voy a dejar de venir a Lapa ningún viernes desde ahora hasta que me vaya. Espero poder sostener la promesa. Mientras, aspiro la borrachera y la comilona de la noche: ambas, mezcladas, saben a caipifruta, salchicha, queso, cerveja y camarón frito. Todo adentro, como se dice en Leones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

uau cristian! qu´lindo
que foto!
un beso
te extraño